Cultura y deporte para un verano por todo lo alto

Parece que cuando llega el verano, los ayuntamientos de toda España se ponen de acuerdo para poner en marcha toda una oferta de actividades recreativas a nivel municipal dirigidas hacia el deporte y la cultura. Dejaremos a un lado que este tipo de actividades no tienen por qué ser exclusivas para el verano, puesto que aunque esta estación da pie a realizar todo esto al aire libre, con días más largos y gente de vacaciones, no deberían ser dejadas a un lado durante el resto del año, ya que se basa en valores tan elevados.

Pongamos en claro que, en general, nada tengo en contra de la organización de este ocio veraniego. Nada puede ser más sano que los ciudadanos volvamos a encontrar el placer de estar en la calle, hablar con el vecino, compartir actividades con los demás, y dejar de lado el sedentarismo que por lo general se ha instalado en nuestras vidas. Como antaño, lo ideal es que encontráramos ocio de las puertas de casa para fuera, y el deporte es algo perfecto para esto, aunque sea en plan individual; pero siempre en espacios comunitarios.

A veces nos resulta muy complicado buscar un momento para el ocio que implique salir al exterior, y más si además tiene que ver con la cultura. No sólo nos pasamos el día de acá para allá, corriendo para ir de un lado a otro, y todo se complica mucho más si además tienes hijos. Llegar a casa, ocuparte de las tareas del hogar, de los niños, y además sacar tiempo para ir al teatro, al cine, a un concierto o a ver un museo, es casi misión imposible, y al final siempre acabas viendo una peli en la tele o leyendo un libro antes de acostarte. Que cultura es, al fin y al cabo, aunque desde luego no de esa clase tan elevada que se supone debemos consumir.

Lo bueno del verano es que por lo general la gente tiene vacaciones más pronto o más tarde; nunca todas las que se quisiera, pero bueno, es un respiro. Y es entonces cuando debemos aprovechar para realizar todas estas actividades tan educativas y culturales que nuestras concejalías dedicadas a ello (en cada sitio se llaman de una forma) nos ofrecen. Pero más bien, eso debería ser el principio de una costumbre, aprovechar esos días para encontrar algo relacionado con todos esos valores culturales y de ocio, que no abandonemos cuando acaben los largos días estivales, y sepamos mantener durante el resto del año. Quizá nuestra filosofía de vida deba cambiar en ese sentido.